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16 febrero 2018

EL ANTIGUO ALCÁZAR DE MADRID


El antiguo Alcázar de Madrid se ubicaba hasta el 24 de diciembre de 1734 cuando fue destruido por un pavoroso incendio, donde hoy está el Palacio de Oriente.

Su origen es muy antiguo, según la versión oficial de la historia, por su posicionamiento estratégico en una colina de difícil acceso que dominaba todo el Manzanares y que era paso obligado desde la submeseta norte a Toledo, núcleo importante de la España musulmana y bien servía de apoyo a las racias de los agarenos en territorio cristiano o punto defensivo de la cadena de fortalezas y atalayas que defendían el Guadarrama y la linea del Tajo para los musulmanes respecto a las racias de los cristianos. (Vease http://miradasdemadrid.blogspot.com.es/2014/12/historia-de-madrid-capitulo-vi-madrid.html).

Dibujo de Madrid de 1562, fuente Wikipedia

Yo creo que es anterior a los musulmanes pero no hay pruebas arqueológicas que demuestren mi teoría. Creo que en el lugar debería haber un asentamiento carpetano, agua en abundancia, caza, cereal…. Un sitio privilegiado (véase http://miradasdemadrid.blogspot.com.es/2014/05/historia-de-madrid-capitulo-3-pueblos.html). Si se han encontrado algunos restos de castros similares en la Gavia dentro del Parque lineal del Manzanares, también en Miralrio en Rivas, el origen de Complutum, Santorcaz, etc. ¿Por qué no en Madrid?, por su situación y recursos, es de lógica.

Pero seguimos con el Alcazar, la versión oficial es que en época del emir Muhamad I (852-886), en una fecha indeterminada comprendida entre los años 860 y 880 levantó una fortificación en ese mismo solar y fue nucleo de la ciudad de Mayrit (véase http://miradasdemadrid.blogspot.com.es/2014/12/historia-de-madrid-capitulo-vi-madrid.html) y que poco a poco se convirtió en destacada fortaleza en la línea defensiva del rio Tajo. 

Vista del alcazar, anonimo finales siglo XVII fuente MAN

El viejo castillo fue objeto de diferentes ampliaciones con el paso del tiempo, quedando la estructura original integrada dentro de los añadidos. Así puede observarse en algunos grabados y pinturas del siglo XVII, en los que aparecen, en la fachada occidental (la que da al río Manzanares), cubos semicirculares que desentonan con el diseño general del edificio. Cabe pensar que esa fachada pertenecía originalmente al castillo musulmán y que se incorporó al alcázar, al utilizar la fortaleza inicial como base del nuevo edificio.
Una vez Reconquistado Madrid por los reyes de Castilla La dinastía de los Trastámara convirtió el edificio en su residencia temporal, de tal modo que, a finales del siglo XV, el Alcázar de Madrid era ya una de las principales fortalezas de Castilla y sede habitual en la convocatoria de las Cortes del Reino.


Vista del alcazar de autor desconocido, fuente Wikipedia

El castillo agareño fue reformado por Enrique III que levantó  diferentes torres, que cambiaron el aspecto del edificio, otorgándole un aire más palaciego. Su hijo, Juan II, construyó la Capilla Real y añadió una nueva dependencia, conocida como la Sala Rica junto a la fachada oriental que es la que da a la actual plaza de Oriente. Enrique IV residió largas temporadas en el Alcazar y en él nació Juana la Beltraneja, una de sus hijas.
En 1476, los seguidores de Juana la Beltraneja fueron sitiados en el edificio, en el contexto de las disputas por el control del trono de Castilla con Isabel la Católica. El recinto acusó daños de consideración durante este cerco.


En la guerra de las Comunidades de 1520 a 1521 sufre graves daños por lo que Carlos I decide realizar la primera ampliación de importancia acometida en el edificio que efectuó en el año 1537, duplicando su superficie original.  Esta remodelación se relaciona probablemente con la voluntad del emperador de fijar la Corte de forma definitiva en la villa de Madrid, algo que no se materializó hasta el reinado de Felipe II

El Alcazar desde la Casa de Campo, Louis Meunier fuente www.madrid.es

Las obras comenzaron en 1537, bajo la dirección de los arquitectos Luis de Vega y Alonso de Covarrubias, ampliación de rasgos renacentistas con arcos de medio punto en los patios y la escalera principal. La ampliación consistió en renovar las dependencias antiguas, articuladas alrededor del Patio del Rey, ya existente en el castillo medieval y la creación del Patio de la Reina y de unas nuevas salas para la reina, distribuidas en torno al mismo. También se levantó la Torre de Carlos I, en uno de los ángulos de la fachada septentrional, la que da a los actuales Jardines de Sabatini. Estos nuevos añadidos supusieron duplicar la superficie original del edificio.
Sin embargo, es a Felipe II, impulsó la adaptación definitiva del edificio en residencia palaciega, especialmente a partir de 1561, cuando decidió establecer la Corte de forma permanente en Madrid.
El rey ordenó la reforma de sus aposentos, así como de otras estancias, y puso un empeño especial en la decoración de las salas realizada por artesanos españoles, flamencos, franceses e italianos. Las obras, que se extendieron desde 1561 hasta 1598, fueron dirigidas inicialmente por Gaspar de la Vega.


Primer patio del Alcazar fuente Biblioteca Nacional 

La aportación más relevante del rey en el Alcázar fue la Torre Dorada, obra de Juan Bautista de Toledo. Este torreón presidía la arista suroccidental del Alcázar y estaba rematado con un chapitel de pizarra, cuyo trazado recuerda la factura de las torres esquinadas del Monasterio de El Escorial, que se estaba construyendo simultáneamente.
La parte comprendida entre las dos torres primitivas de la fachada meridional adoptó un aire más ceremonial, mientras que en el ala septentrional se dispuso el área de servicios. La zona occidental quedó reservada a las dependencias del rey, enfrentadas por el este con las de la reina. Ambas áreas estaban separadas por los dos grandes patios. Se realizó también la construcción de la Armería Real, derribada en el año 1894. Ocupaba el lugar donde hoy se alza la cripta de la Catedral de la Almudena y formaba parte del complejo de las Reales Caballerizas, dependiente del Alcázar.
En el reinado de Felipe III las reformas se centraron en la fachada meridional. Su proyecto, encomendado a Francisco de Mora, consistía en armonizar la fachada sur a partir de las características arquitectónicas de la citada Torre Dorada.


Plaza de la Armeria en 1704, Nicolás Guerard fuente www.madrid.es

Estas obras fueron finalizadas por Juan Gómez de Mora ya en el reinado de Felipe IV que introdujo arires barrocos, estilo imperante en aquellos años esta reforma de la fachada pervivió hasta el incendio que destruyó el Alcázar. El conjunto ganó en luminosidad y equilibrio, gracias a una sucesión de ventanas y columnas articuladas a partir de dos torres simétricas. Además de la citada fachada meridional, se remodelaron las restantes fachadas, excepción hecha de la occidental, que continuó siendo la del antiguo castillo medieval.
Este monarca construyó el palacio del Buen Retiro (véase http://miradasdemadrid.blogspot.com.es/2016/09/el-palacio-del-buen-retiro-1-parte-los.html) y no residió en el Alcázar como los Austrias anteriores.
En el reinado del último Austria, Carlos II, se realizaron algunos retoques. La Torre de la Reina, fue rematada con un chapitel de pizarra, para mantener la simetría con la Torre Dorada, erigida en tiempos de Felipe II, en el otro extremo. Asimismo, la plaza surgida a los pies de la fachada meridional incorporó diferentes dependencias y galerías.


Plaza de la Armeria, fuente ABC

Con Felipe V llega una nueva dinastía: los Borbones, este rey acostumbrado al lujo de Versalles encontraba austero y primitivo el Alcázar de los Austrias por lo que intentó reformar todo el interior con decoraciones suntuosas al gusto francés muy lejano a la austeridad castellana. Los arquitectos que hicieron estas reformas fueron Teodoro Ardemans, sustituido luego por René Carlier.

Destrucción del Alcazar

En el reinado de Felipe V, en la Nochebuena de 1734, con la Corte desplazada al Palacio de El Pardo, se declaró un pavoroso incendio en el Real Alcázar de Madrid. El fuego, que pudo tener su origen en un aposento del pintor de Corte Jean Ranc, se propagó rápidamente, sin que pudiera ser controlado en ningún momento. Se extendió a lo largo de cuatro días y fue de tal intensidad, que algunos objetos de plata quedaron fundidos por el calor y los restos de metal (junto con piedras preciosas) tuvieron que recogerse en cubos.
El edificio quedó reducido a escombros. Los muros que quedaron en pie tuvieron que ser demolidos, dado su estado de deterioro. Cuatro años después de su desaparición, en 1738, Felipe V ordenó la construcción del actual Palacio Real de Madrid, cuyas obras se extendieron a lo largo de tres decenios. El nuevo edificio fue habitado por primera vez por Carlos III en el año 1764.

Hay quien piensa que el incendio fue “programado” por Felipe V al que no gustaba el Alcazar y quería tener un gran palacio con aires de Versalles. Curiosamente es los que sucedió después con la construcción del actual Palacio de Oriente.


El Alcazar desde la Puente Segoviana, fuente Wikipedia

Distribución del Alcázar
El Alcázar de Madrid era de planta rectangular. Su interior, articulado a partir de dos grandes patios, estaba organizado también asimétricamente. El Patio del Rey, situado al oeste en la parte correspondiente al castillo medieval, era más pequeño que el de la Reina que, emplazado en el lado opuesto, distribuía las dependencias construidas durante la ampliación de Carlos I. Entre ambos, se levantaba la Capilla Real.
El edificio era muy asimétrico fruto de todas las remodelaciones que ya se han comentado, La asimetría provenía de su fachada occidental, que, al estar situada al borde del barranco configurado por la hondonada del valle del Manzanares, resultaba la menos visible desde el casco urbano de Madrid. Pero, al mismo tiempo, era la primera que veían los viajeros que entraban en la ciudad por el Puente de Segovia.
Esta fachada fue la que experimentó el menor número de remodelaciones y denotaba el origen medieval del edificio. Era íntegramente de piedra, con cuatro cubos o torres semicirculares. Los cuatro cubos fueron rematados con chapiteles cónicos de pizarra, semejantes a los del Alcázar de Segovia, lo que suavizó el aire militar del conjunto. Las restantes fachadas estaban construidas en ladrillo rojo y granito (aparejo toledano), lo que daba al edificio una coloración muy característica de la arquitectura tradicional de Madrid.
uyas obras se extendieron a lo largo de tres decenios. El nuevo edificio fue habitado por primera vez por Carlos III en el año 1764.


Hay quien piensa que el incendio fue “programado” por Felipe V al que no gustaba el Alcazar y quería tener un gran palacio con aires de Versalles. Curiosamente es los que sucedió después con la construcción del actual Palacio de Oriente.



El Alcazar en 1596 fuente Wikipedia


El acceso principal estaba en la fachada meridional que estaba presidida por dos grandes volúmenes cuadrangulares, construidos en el medievo. Ambos cuerpos quebraban la línea longitudinal de la fachada, la que unía la Torre Dorada, alzada en tiempos de Felipe II, con la Torre de la Reina, correspondiente a las reformas de Felipe III y Felipe IV.
Con el diseño de Juan Gómez de Mora, las citadas torres fueron ocultadas, lográndose un mayor equilibrio del conjunto, según puede observarse en el dibujo de Filippo Pallota, del año 1704. Este arquitecto también armonizó el aspecto de las Torres Dorada y de la Reina, al colocar sobre la segunda un chapitel piramidal, idéntico al de la primera.

La Casa del Tesoro era un complejo arquitectónico, destinado a diferentes servicios, que constaba de dos recintos principales: las Casas de Oficios y las cocinas nuevas. Sus obras, que comenzaron en 1568, en tiempos de Felipe II y finalmente fue anexada a la fachada oriental del Alcázar, del tal forma que existía comunicación directa entre ambos núcleos. Llegó a albergar la Biblioteca Real, antecedente de la Biblioteca Nacional, por iniciativa del rey Felipe V. El complejo, que sobrevivió al incendio del Alcázar de 1734, fue demolido por orden de José I, que pretendía crear una gran plaza junto a la fachada oriental del Palacio Real.




Detalle del dibujo de Atoon Van Den Wijgaerde1562, fuente Wikipedia

Los Jardines o Huerto de la Priora fueron el resultado de la remodelación emprendida a principios del siglo XVII, en los terrenos situados al norte y oeste del Real Alcázar de Madrid, a raíz de la fundación del Real Monasterio de la Encarnación en el año 1611.
Situados en el lugar que hoy ocupan los Jardines del cabo Noval, dentro de la Plaza de Oriente, el recinto estaba gestionado por el citado convento. En los años 1809 y 1810, el rey José I ordenó la expropiación y destrucción del Huerto de la Priora, así como el derribo de las manzanas de edificios existentes en sus inmediaciones, con objeto de crear una gran plaza monumental al este del Palacio Real. Este proyecto no pudo materializarse hasta el reinado de Isabel II, cuando fue concluido el trazado definitivo de la actual Plaza de Oriente.



Grabado de Cornelius Vermeyen fuente Wikipedia

Obras de arte del Alcázar

El Palacio guardaba en su interior importantes obras de arte de los pintores mejores y más famosos desde el Renacimiento, de las que han quedado referencias gracias a los inventarios realizados en los años 1600, 1636, 1666, 1686 y 1700, además de los efectuados después del incendio de 1734 y tras la muerte de Felipe V (1683-1746). Se estima que, en el momento del incendio, en el palacio se guardaban cerca de dos mil pinturas, entre originales y copias, de las que se perdieron más de quinientas. Entre las obras perdidas, una de las más valiosas, tanto por factura como por su valor histórico, era La expulsión de los moriscos, de Diego de Silva y Velázquez igualmente se perdieron tres de los cuatro cuadros de una serie mitológica que pintó hacia 1659 (Apolo y Marsias, Adonis y Venus, y Psique y Cupido). Sólo se recuperó de esta serie Mercurio y Argos.
Otro de los grandes pintores del que se perdieron numerosas obras fue Rubens. Entre sus bajas podemos citar un precioso retrato ecuestre de Felipe IV y el rapto de las Sabinas, o las veinte obras que ornaban la Pieza Ochavada.


Fuente Arshabsburgica

El Alcazar en el siglo XVII fuente Wikipedia 

También se pierden obras de Tiziano ,Aegidius Sadeler II. Tintoretto, Veronés, Ribera, el Bosco, Brueghel, Sánchez Coello, Van Dyck, El Greco, Annibale Carracci, Leonardo da Vinci, Guido Reni, Rafael de Urbino, Jacopo Bassano, Correggio... entre otros muchos.  

Unauténtico desastre en el que se perdieron obras de un valor y un talento incalculable.

Maqueta de Gomez de la Mora del Museo de historia de la Villa. Foto José M. Bustos


BIBLIOGRAFÍA

Video Artehistoria 
Pdf biblioteca virtual comunidad de Madrid 
Pdf estatuas Velazquez para el Alcázar 
Revista UCM
Vistas antiguas de Madrid 

NOTA

Puedes utilizar toda la información contenida en esta entrada pero por favor cita su origen y el nombre del Blog.

04 febrero 2018

LAS FAROLAS FERNANDINAS CASI 200 AÑOS ALUMBRANDO MADRID

Desde siempre me llamaron la atención las farolas que rodean el Palacio de Oriente, la Catedral de la Almudena, la Plaza Mayor y otros sitios emblemáticos de nuestra Villa. Investigando un poco he encontrado bastante documentación de estas bellas farolas.

¿Por qué se les denomina farolas fernandinas?, muy sencillo y todo tiene explicación: el término “fernandino” es por Fernando VII, rey felón y de aciago recuerdo, traidor varias veces a España a su padre Carlos IV, a las Cortes de Cadiz a liberales a conservadores y a todo el que se le ponía por delante. También llamado el "deseado" y por el que el pueblo de Madrid gritó "¡Vivan las Cadenas!". Todo un fiasco de rey y de persona, cortito de mente, procaz, ruin y además feo de narices, nunca mejor dicho.


Fernando VII fuente Wikipedia


Una de las huellas que deja este rey en Madrid son estas farolas que son de estilo neoclásico  francés tardío, se instalaron por primera vez en Madrid, pero posteriormente se extendió su colocación por toda España incluso en el reinado de Isabel II, recibiendo también el nombre de isabelinas.


En el Palacio Real, foto José M. Bustos 

Para identificarlas podemos ver en su base la cifra del monarca (dos efes contrapuestas y un VII), además de una corona sobre dicho emblema. Bajo dicho escudo esta la fecha 1832, del nacimiento de la infanta Luisa Fernanda cuando se mandaron colocar en Madrid para conmemorar el nacimiento de la infanta Luisa Fernanda de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, la segunda de sus hijas (la otra fue la futura reina Isabel II) con María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, el 30 de enero de 1832 en la Puerta del Sol y sus alrededores.


En el Palacio Real, foto José M. Bustos 


En la Plaza de la Paja, foto José M. Bustos 

En el Palacio Real, foto José M. Bustos 

En ocasiones son usadas con otros tipo de soporte o sin soporte alguno, ancladas  a la pared de la calle. El farol en cuestión siempre es acristalado, con forma cilíndrica y con la parte superior en forma de cúpula con corona, y una corona más pequeña encima. Algunas veces también se llama fernandina a una farola con el soporte de una fernandina pero con farol en forma de esfera.



Farolas de la Plaza Santa Ana, Foto José M. Bustos


Farolas de la Plaza Mayor, Foto José M. Bustos

Farolas de la Plaza Santa Ana, Foto José M. Bustos



Frolas del Palacio Real, Foto José M. Bustos



Posteriormente este estilo de farolas se extendió por otras ciudades de España como Sevilla, Córdoba, Aranjuez, Valladolid y otras.


Farolas de la Plaza Santa Ana, Foto José M. Bustos

Farolas de la Calle Mayor, Foto José M. Bustos

Farolas Catedral de la Almudena

A mediados del siglo XX cuando, tomando como base el original de la época de Fernando VII, el arquitecto municipal del Ayuntamiento de Madrid Victor DÓrs elabora un diseño más moderno simplificando el detalle y adoptando una decoración más esquemática sobre todo en la parte de la corona almenada que se estiliza semejando una corona de hojas.



Farolas de la Plaza Mayor, Foto José M. Bustos

Farolas de la Calle Mayor Catedral Castrense, Foto José M. Bustos

Farolas Catedral Almudena, Foto José M. Bustos

Farolas Catedral Almudena, Foto José M. Bustos

Farolas calle Bailen, Foto José M. Bustos

Este modelo concreto es el que más abunda actualmente en el centro histórico de Madrid y en el siglo XXI continúa fabricándose con este diseño y con los mismos detalles. La última generación incorpora los últimos avances en tecnología LED.

                         Farolas Palacio Real. Foto José M. Bustos 


    Farolas Plaza de la Paja. Foto José M. Bustos